CRÓNICA DE LA BÚSQUEDA DE OXÍGENO, EL NUEVO ORO, PARTE 1.

Historias de Emprendimiento.

¡Saludos estimados lectores! Bienvenidos a la sección: Historias de Emprendimiento. Para esta nueva entrega, lamento informarte que no conoceremos a un nuevo joven emprendedor, sin embargo, he decidido traer para ti una crónica que te servirá para la reflexión y obterner información útil.

CAPITULO 1

DÍA 1. FAMILIA VERA.

Eran las once de la mañana, del ocho de enero del presente año, cuando el doctor, después de revisar a mi padre, nos indicó que su estado de salud era delicado, por lo que se debía de actuar con rapidez para evitar que éste se agravara. Recetó algunos medicamentos y ordenó se le suministrará oxígeno medicinal, mismo que debía de administrarse en cinco litros por minuto, así como monitorear la oxigenación del paciente cada quince minutos, para verificar su evolución.

Antes de despedirse, el doctor reiteró la importancia del suministro del oxígeno – Tú padre, tiene 70% de oxigenación, si sigue descendiendo, tendrán que hospitalizarlo; es importante que consigan un tanque de oxígeno lo antes posible.

El famoso virus atacó a toda mi familia, pero mi padre fue quien tuvo mayores complicaciones. No sé si era por la enfermedad, el estrés o simplemente una conjunción de ambos, pero en ese momento no sabíamos qué hacer. Muchas dudas saltaban por nuestra mente: “¿Dónde se compra un tanque de oxígeno? ¿En la farmacia?… ¿Cuánto cuesta? Y ¿cómo funciona?”. Actuando como cualquier persona moderna, decidimos buscar en Internet. En la red nos topamos con exceso de información. Afortunadamente muchas personas publicaban algo útil, pero ningún dato era completamente claro.

En Facebook, algunos contactos compartían imágenes de gente ofreciendo servicios de renta y venta de tanques de oxígeno y concentradores, sin embargo, al marcar a los teléfonos indicados, no atendían o era un número inexistente. La frustración se apoderaba de mi familia, sobre todo porque el tiempo corría y sabíamos que mi padre la estaba pasando mal. El dolor de cabeza, el mareo y el dolor de piernas, me detuvieron a salir a la calle a buscar directamente el producto, no me encontraba en condiciones ni para caminar a la esquina.

El reloj no detuvo su marcha, al contrario, parecía avanzar velozmente, para presionarnos. Eran las tres de la tarde, no habíamos conseguido aún el tanque de oxígeno, ni siquiera había llegado el repartidor de la farmacia con los medicamentos y el doctor llamó para conocer la evolución de mi padre o su reacción con las medicinas. Todo era simplemente un caos, pero como dice el refrán “después de la tormenta llega la calma”.

Unos familiares, preocupados por nuestra situación, decidieron ayudarnos con la búsqueda del tanque de oxígeno. Mi hermana les compartió mediante Whatsapp la información con la que contábamos, y ellos se pusieron manos a la obra. Todos insistíamos en los teléfonos hasta que finalmente, se logró el cometido.

Una prima, encontró el establecimiento denominado “MEDICA LOMAR”, ubicado en Avenida Instituto Politécnico Nacional, número 5105, en la Colonia Capultitlan, en la delegación Gustavo A. Madero. Ahí nos ofrecieron dos opciones:

Teníamos la posibilidad de rentar un tanque de oxígeno con una capacidad de 10,000 litros. Para llevar a cabo la operación mercantil, debíamos de pagar un depósito por la cantidad de $8,000.00 (ocho mil pesos 00/100 M.N), éste se regresaría al concluir la renta y al entregar en buen estado el tanque, aunado a ello, debía de pagarse la mensualidad, por la cantidad de $4,000.00 (cuatro mil pesos 00/100 M.N). El problema es que ambas cifras debían de pagarse en efectivo y al momento de la entrega. La señorita que nos atendió, amablemente nos indicó que debíamos de resolverle lo antes posible, debido a que, por la demanda, posiblemente alguien nos ganaría ese tanque, y además cerraban a las cinco de la tarde.

La segunda opción que nos ofrecieron, fue la venta de un tanque de oxígeno nuevo, con una capacidad de 680 litros, mismo que incluía todos sus aditamentos, listo para usarse, todo ello por la cantidad de $6,000.00 (seis mil pesos 00/100 M.N).    

Debido a la situación económica y la premura de la transacción, tuvimos que optar por adquirir el tanque de 680 litros. El servicio de «Medica Lomar» fue bueno, antes de las cinco de la tarde, nos trajeron al domicilio el tanque de oxígeno, nos explicaron su instalación y correcto funcionamiento, así como nos ofrecieron el servicio de recarga a domicilio, proporcionándonos los precios y horarios de atención.

Correcto uso del tanque de oxígeno e instalación.

Al preguntarles acerca del tiempo de carga de cada tanque, nos indicaron que tomando en cuenta la dosis recetada por el doctor, la carga del tanque con el que ahora contábamos, nos duraría dos horas aproximadamente, lo cual nos preocupó y decidimos solicitar el servicio de recarga a domicilio. Mencionaron que ello se debía de hacer con anticipación, pero por ser la primera vez, nos ayudarían, solamente que acudirían a nuestro domicilio, hasta que atendieran al último cliente, dado que ese día ya habían cerrado pedidos.  

La calma llegó momentáneamente, habíamos logrado resolver un problema. Mi padre reaccionó favorablemente con el suministro del oxígeno medicinal, después de unos minutos, su oxigenación subió a 83%, por lo que el doctor decidió bajar la dosis de aplicación a tres litros por minuto. Todos estábamos contentos, de cierta forma el problema estaba resuelto.

A las ocho y media de la noche, aproximadamente, el tanque de oxigeno se vació, llamamos al servicio de recarga, pero nos indicaron que aún estaban atendiendo pedidos, por lo que tardarían unos minutos en acudir. Una situación comprensible y de la cual habíamos sido advertidos con antelación, sin embargo, la oxigenación de mi padre descendió abruptamente. Los minutos avanzaban y la desesperación se apoderaba de todos en la casa, ante la agonía de nuestro paciente.

Se decidió no esperar más la recarga a domicilio y acudir directamente a alguna tienda que nos pudiera brindar el servicio, sin embargo, por la hora, casi todos los locales cercanos estaban cerrados. Finalmente encontramos tres opciones que brindaban servicio las 24 horas del día, desgraciadamente todas ellas estaban retiradas de nuestro hogar. Las opciones eran: Oxigas «La Central», Oximedic e Infra «Escandon». Encontramos otras opciones en la zona de hospitales de Tláhuac, pero eran lugares más retirados y necesitábamos encontrar un lugar para acudir rápidamente.

Eran las diez de la noche con quince minutos, la oxigenación de mi padre había descendido hasta marcar 70%, rápidamente se había perdido el avance que mostró anteriormente. Estaba a punto de salir en la búsqueda del oxigeno, cuando recibí el mensaje de que estaban por llegar los técnicos de «Medica Lomar» para recargar nuestro tanque.

Esa situación fue un llamado de atención, teníamos que estar mejor preparados para no dejar pasar tanto tiempo entre una recarga y la otra, ya que mi padre resentía gravemente esos minutos, por muy insignificantes que parecieran. La recarga del tanque, por ser a domicilio, tuvo un precio de $320.00 (trescientos veinte pesos 00/100 M.N.), aproximadamente. El precio de la recarga del tanque, acudiendo directamente a la tienda, es de $180.00 (ciento ochenta pesos 00/100 M.N.). Los técnicos que nos brindaron el servicio, nos advirtieron que su horario de atención era hasta las cinco de la tarde, sin embargo, para hacer pedidos, se tenía que hablar a partir de las diez de la mañana. Intentamos reservar una recarga para el día siguiente, pero nos señalaron que teníamos que hablar a la tienda para realizarla y se nos indicaría la disponibilidad de ese día.

El tanque de oxigeno no duraría toda la noche, motivo por el cual debía decidir donde acudir a recargar. Descarte «Oxigas» por encontrarse en una zona poco segura a altas horas de la noche. «Oximedic» contaba con múltiples recomendaciones en Google, algunas buenas y la mayoría malas, esto ultimo fue lo que me desmotivó. Así que me decline por acudir a: INFRA «Escandón» ubicado en: calle Comercio, número 119, colonia Escandón I Sección, delegación Miguel Hidalgo.

Poco antes de las dos de la mañana, nuevamente se terminó el tanque de oxígeno, esta vez estaba preparado. Tenía previsto tardar una hora, ya que el lugar se encontraba a veinte minutos de la casa y no pensé que hubiera mucha gente por ser de madrugada.

Al transitar por la calle José Martí, no había movimiento de personas, ruido o tráfico, algo normal por la hora, sin embargo, al dar la vuelta en la calle de Comercio, me lleve una gran sorpresa. Autos estacionados en doble fila, una pequeña multitud de gente cruzando de un lado a otro, todos corriendo cargando sus tanques de oxígeno.

Fue difícil encontrar un lugar para estacionar el auto, posiblemente perdí diez minutos en ello, algo insignificante, pero en estas circunstancias eso era determinante. La fila para entrar al negocio estaba conformada de unas treinta personas, posiblemente más, pero algunas solamente eran acompañantes. A pesar de la hora, la gente no paraba de llegar, en aproximadamente diez minutos, ya tenía atrás de mi, diez individuos buscando recargar sus tanques. Había personas que parecían estar preparadas para esta odisea, cargaban con bancos plegables, alguna cobija y audifonos.

Entre el barullo de las personas, alcancé a escuchar que una mujer le indicaba a un caballero, que el tiempo aproximado que tardaríamos en ser atendidos, era de TRES HORAS. Llevábamos media hora y la fila no había avanzado, aun cuando esta seguía creciendo.

En cierto momento de la noche, alguna mujer protestó en la puerta del establecimiento, alegaba que su familiar se encontraba grave y requería con urgencia el servicio, sin embargo, alguien de la fila le contestó «Todos estamos en la misma situación, vaya a formarse«. Aquella afirmación me hizo observar mi entorno, el rostro de gran parte de los ahí presentes denotaba preocupación, tristeza y desesperación. Después de una hora, avanzamos, se permitió la entrada de veinte personas y de nuevo se detuvo la fila. La señora que estaba adelante de mi, dijo entusiasmada – ¡En el siguiente turno entramos!.

Al mirar atrás, la fila estaba conformada, fácilmente por cuarenta personas, la gente no paraba de llegar al establecimiento. Habían pasado quince minutos, cuando dos ambulancias arribaron al lugar, una de la Cruz Roja y otra del Ejercito, en ambos casos, los paramédicos bajaron una gran cantidad de tanques de oxígeno, ellos pasaron directamente, sin formarse. Un señor que estaba dos lugares atrás de mi, explicaba que las ambulancias claramente tiene preferencia, sin embargo, ello retrasaba el servicio para nosotros. Aquel hombre no se equivocó, tardé aproximadamente hora y media en poder entrar al local.

Una vez adentro, te piden que dejes el tanque en una zona marcada para que sea sanitizado, al tiempo que te conminan a lavarte las manos en un lavabo. Una vez hecho esto, pasas a una fila en donde verifican que tu tanque se encuentre en perfecto estado, lo recogen y debes de formarte para pasar a la caja a pagar. La recarga por un tanque de 680 litros es de $198.00 (ciento noventa y ocho pesos 00/100 M.N), si cuentas con un tanque de 1700 litros, el precio de recarga es de $220.00 (doscientos veinte pesos 00/100 M.N), y uno de 3450 litros, es de $389.00 (trescientos ochenta y nueve pesos 00/100).

Los trabajadores de INFRA son atentos, te atienden con amabilidad, lo único reprochable es el tiempo que uno tarda en ser atendido. Entre la fila para entregar el tanque, pagar y la espera para la entrega del tanque, transcurrió media hora. En un momento pensé, la señora tenía razón, tardé tres horas en salir de ahí con mi tanque lleno. Fue un martirio pero no tanto como el que sufría mi padre en ese momento en casa, por la falta de oxígeno…

CONTINUARA…

Autor: revistailpensiero

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