LLEVAMOS UN AÑO DE CONFINAMIENTO.

Editorial.

Hace un año inicio el confinamiento mundial, debido al virus denominado COVID-19, también conocido como: «Coronavirus». Los gobiernos del mundo, comunicaban a sus ciudadanos que era momento de «quedarse en casa» de esa manera, se intentaba reducir el número de contagios ante este virus desconocido.

Han pasado muchas cosas a lo largo de este año de confinamiento. Hemos tenido que afrontar la partida de familiares, amigos o conocidos, que han pasado a mejor vida por culpa de este virus. Posiblemente, ante esta situación, nos hemos dado cuenta de muchas cosas, por ejemplo: la fragilidad del ser humano, su egoísmo, ignorancia, arrogancia, en fin, su estupidez en la máxima potencia. No quiero ahondar en temas políticos, porque amargaría esta columna con tanta decepción ante el mal actuar de las autoridades. Tema aparte es hablar de las repercusiones favorables que ha tenido la naturaleza ante la ausencia de las personas.

Lo que si quiero resaltar, es que dentro de toda esta oscuridad, han existido héroes. El personal médico nunca ha bajado la guardia, cada día luchan una incansable batalla para salvar al mayor número de pacientes que les sea posible. Se les ha intentado desprestigiar, se les ha insultado, pero ellos siguen ahí, al pie de la lucha, siguen avanzando a pesar de las adversidades. Por otro lado, también tenemos a la comunidad científica, ellos a marchas forzadas, han ido descubriendo a este extraño virus para poder atacarlo con medicamentos específicos, ha sido una batalla a ciegas. Lo más esperado ha llegado: las vacunas.

Otros héroes, no menos importantes que los anteriores, están librando diariamente una cruel batalla. Ellos están ocultos dentro de la sociedad, son aquellas personas que cuentan con un súper poder: «la empatía» Son personas que tienen acciones que parecen ser insignificantes pero que representan un beneficio a toda la sociedad.

Esas personas no tienen empacho en respetar todas las medidas de seguridad recomendadas por la OMS. (Lavado de manos, sana distancia, uso de cubrebocas y confinamiento en medida de lo posible). No solamente llevan a cabo esas acciones para cuidarse ellos mismos, sino para cuidar a las personas que los rodean.

Estos héroes salen a la calle, ya que tienen que trabajar para llevar el pan a la casa, salen a comprar su despensa y a veces tiene que salir para ayudar a sus familiares enfermos. Sin embargo, estas salidas no son irresponsables, no salen para matar el tiempo, para divertirse con los amigos e imaginar que el virus no existe. Ellos a pesar de sus salidas, cumplen a cabalidad con las medidas de seguridad para cuidarse y cuidar a los que los rodean. Esas personas son unos héroes.

Seguramente estemos confiados con la aparición de las vacunas ¿La luz se vislumbra al final del túnel? No lo creo. Es cierto que ya se cuenta con las vacunas, que existen diferentes opciones y que los laboratorios han hecho un extraordinario trabajo, pero no es suficiente. La sociedad no debe de bajar la guardia y seguirse cuidando. Falta poco, seamos unos héroes y cuidémonos para de esa forma salvaguardar a los que nos rodean.

Autor: revistailpensiero

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